martes, 8 de febrero de 2011

Capitulo I: El Alzamiento

Los densos arboles del Bosque del Ocaso, los cuales no dejaban pasar ni un rayo de sol, dándole siempre ese toque siniestro y oscuro al lugar, hogar de
criaturas de todo tipo.

Mis pasos me llevaban al cementerio cerro del cuervo, donde días atrás había recibido una citación en dicho lugar, no me separaba del camino, notando como
varios ojos y murmuro, me vigilaban, sintiendo a veces sus agitadas respiraciones, por suerte contaba con mi fiel guardia vil, de nombre Haakorill, se hace
el duro, pero aunque suene raro, tendrá su corazoncillo, oscuro, pero lo tendrá. Siempre detrás mía, vigilando todo a su alrededor, imponiéndose con la enorme

hacha cargada al hombro.
Tras unos minutos caminando, mi destino estaba delante, mire a la izquierda, habían un grupo de huargens allí acampados, ambos me echaron unas cortas
miradas, antes de volverla a la hoguera que tenían echa, yo tan alegre les salude con la mano, volviendo la vista al frente, adentrándome en el cementerio,

viendo dos figuras charlando, a lo poco a poco que me acercaba, reconocía una de ellas, era bedella, la analfabeta, como la solía llamar a veces, ya que no
sabia leer y mucho menos escribir, al menos conseguí que aprendiera a escribir su nombre.
La otra persona, un humano bastante normal, de pelo corto y oscuro, con una ligera musculatura, tenia una armadura de placas, donde destacaba sus hombreras,
que parecían ser cabezas de jabalís.

Pasaron los minutos, entre las charlas, yo daba vueltas de un lado a otro, mientras bedella y la otra persona que resultaba tener el apodo de, siete.
Seguían pasando los minutos, cuando un extraño metal morado, se acerco a nosotros levitando, dando vueltas a nuestro alrededor, invitándonos a pasar mas allá
de las oxidadas y chirriadas verjas, tras unos metros, los tres divisemos una plaza y en el centro, bajo la mirada de una estatua una persona bastante alta,
diría que demasiada para ser alguien normal, llevaba unas togas y una extraña capucha, como si de un sombrero grande se tratara.

Siete exclamaba, Quien eres!?, Da la cara tío raro!

Yo simplemente me limitaba a mirar a la enigmática figura mientras decía, que si nos habíamos olvidado de el.
Bedella abrió los ojos de par en par, quedándose boquiabierta, atontada con la persona que tenia delante, por lo que pude averiguar es al que llaman El
padre, un apodo peculiar la verdad, tras un rato de charlas, Elzar, el cual era su nombre, nos miro a los tres y cruzando los brazos comenzó a decir, que
resurgió de entre los muertos, y que pronto nos volveríamos a poner en marcha, terminando de hablar, señalo a siete y con lo que parecía una sonrisa bajo su
mascara, dijo que volverían a reconstruir la espada del Umbrio... usando otra espada, y la chispa que daba el poder a la anterior... y que el seria su nuevo
portador, su nueva mano en los planes que estarán por llegar.

Mire a siete, estaba atónito a las palabras que escuchaba, parece que no se creía la noticia de ser el portador de dicha arma, con un gesto este se arrodillo
ante el padre y con unas palabras, asintió su tarea, bedella al ver el gesto también se arrodillo y me hizo alguna que otra seña para que hiciera lo mismo,
tarde en comprendedlo, pero no quedo otro remedio.

Levantaos hijos míos, escuche su voz y todos nos pusimos de pie, a la vez que lo veía acercarse a mi y con una mano en mi hombro, me pidió que fuera con
bedella a buscar un libro sobre como viajar por portales mediante el vació abisal.
Le sonreí al saber que libro buscaba, ya que sabia exactamente en que estantería solía estar, me puse en marcha y llamando a mi corcel nefasto nos pusimos de

camino a ventormenta.
Pasaron varias horas hasta llegar a la ciudad, sin pararme un momento, llegamos a nuestro destino, la biblioteca local de ventormenta, tras saludar a
[Nombre], le dije que venia a por un libro en particular que lo tomaría prestado, bedella sonrió y empezó a buscar, lógicamente no tenia ni idea de leer,
subí a la segunda planta soltando una ligera risilla por las palabras de bedella y mirando cada estantería, recorrí sus libros uno a uno, cerrando los ojos
un momento y apoyando la mano en la ultima fila de la tercera estantería, recoji el libro que buscaba, tras abrirlo y ojearlo, vi como bedella se acercaba a
curiosear las paginas.

Ya saliendo del lugar, supuse que seria una tontería volver al cementerio, por lo que me separe de bedella y dirigí mis pasos al aquelarre a recoger y
entregar algún trabajo de traducción que tuvieran para mi, cuando mi sorpresa al bajar fue encontrarme con Elzar al cual con gusto entregue el libro y el a
cambio me dio un diario polvoriento y bastante deteriorado, el cual me pidió que restaurada y recuperada lo mas que pudiera del interior.

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